En mi trabajo, tengo mis obligaciones divididas en tres secciones: enseñanza, desarrollo profesional y servicio a la universidad. La enseñanza está clara; enseño tres clases cada trimestre. El desarrollo profesional consiste en hacer investigación, asistir a conferencias, talleres, preparar ponencias sobre temas en mi campo, etc. El servicio a la universidad generalmente se hace mediante la participación en los comités que administran la institución. Yo acabo de unirme a dos comités: el de la defensa, protección y apoyo de los estudiantes "dreamers" y el que se encarga de las cuestiones de seguro médico del personal de la universidad.
Una de las partes más importantes del gobierno de Obama fue el "DREAM Act". Esta es una ley por la que los hijos de inmigrantes en los Estados Unidos que no tuvieran un pasado delictivo podían estudiar sin que Inmigración los molestase e incluso recibir becas para estudiar después de un cierto tiempo viviendo en el país. El objetivo de esta ley era la integración de estos niños que habían llegado al país de forma no voluntaria, pero habían crecido como un estadounidense más. Con la nueva situación política y la entrada de Trump en el gobierno, nuestros estudiantes latinos están más asustados que nunca, y mi universidad se ha auto-declarado como un lugar seguro para todos sin importar su situación institucional, religión o condición migratoria. A mi hija, le da pena que todo el mundo se meta con Trump y ahora le llama “Trumpy”, o trompetita. Ella dice que si a los bullies se les trata con cariño, dejan de ser brabucones, no estoy yo tan segura de eso.
Esta es la puerta de mi despacho: el anuncio de mi clase para hablantes de herencia, el póster de apoyo a los DREAMERS, y el mini-smbolito de Nightscout pegado en el marco.
El segundo hito del gobierno de Obama fue el ACA (Afforable Care Act) que consistía en una serie de medidas con el objetivo de mejorar la situación de la salud y el acceso a seguros médicos por parte de los ciudadanos. La parte que a mí más me afectó del ACA fue que se prohibieron las exclusiones de los seguros por enfermedades pre-existentes. No sé si saben que aquí la medicina pública es insignificante. Uno opta a un seguro médico cuando tiene un trabajo de tiempo completo (mínimo 40 horas semanales) y el tipo de seguro depende del acuerdo que haya hecho la empresa para la que trabaje. Estos seguros se pagan en cuotas mensuales entre la compañía del trabajador y el sueldo de uno.
Nosotros pagamos los seguros más costosos cuando yo estaba embarazada. Entonces contratamos la opción más completa que también era la más cara. Pagábamos 1500$ al mes por el seguro familiar, se lo descontaban a mi marido de su sueldo cada mes. Esto, claro está, no te da derecho a todo lo que quieras, a mí me denegaron mi bomba de insulina dos veces con este seguro, no me cubrieron los sensores durante dos años y cuando empezaron a cubrirlos también me los denegaron por no considerarlos necesarios. En los últimos años me he convertido en la reina de las apelaciones y he pasado más horas al teléfono con los seguros y las oficinas de los médicos que hablando con mis propios amigos. He aprendido a manejar el sistema sin embargo y cada vez se me hace más fácil revisar las opciones que me plantea el trabajo y “manipular” las reglas de las aseguranzas en mi favor. Recientemente leí a alguien en España afirmando que en EE.UU. los sensores crecen en los árboles y pensé "qué gracia, la gente no tiene ni fajolera idea de lo que pasa por aquí". Antes del ACA de Obama además, el seguro tenía la posibilidad de negarte todo el tratamiento de la Diabetes si lo contratabas después del diagnóstico o cumplías más de 21 años y dependías del seguro paterno/materno. Imaginen lo que supone esto en un país donde se paga 85$ (eso pago yo con cobertura incluida) por insulina al mes.
Mi marido y yo siempre hemos trabajado para instituciones públicas y en estados demócratas (Hawaii y California son estados azules). Nunca me han denegado el tratamiento de la Diabetes en el país, sólo partes de éste que acabé por conseguir después de un montón de papeleos; aunque lo cierto es que siempre he estado nerviosa con el tema temiendo que me echaran atrás. De todos los seguros de viaje que contrataba antes de la era Obama, ninguno aceptó cubrir la Diabetes en caso de urgencias. Para otro post dejo contar mis experiencias en el extranjero con urgencias médicas: cirugía menor en un brazo, infecciones urinarias, cajas de agujas defectuosas que había que reemplazar, picaduras de ciempiés que me deformaron la cara, las convulsiones del Bra en Frankfurt, el codo desencajado de mi hijo, la bronquiolitis de mi hija cuando era bebé… Ahora mismo, en mi trabajo “delux”, pago unos 400$ de mi sueldo por un seguro que nos cubre a los cuatro al 100% hasta que mis hijos tengan 25 años. Luego, ya no podré proteger su salud bajo mi ala. Con la llegada de Trump, que ha empezado su gobierno desmantelando el ACA, yo estoy temblando. Ya no sé qué esperar y si tuviéramos que cubrir nosotros solos todos mis gastos médicos, tendríamos que trabajar prácticamente sólo para eso.
Mis hijos, aunque pequeños, entienden la importancia de las dos cosas, el DREAMER Act, y el AC Act. Mi hijo llegó a preguntarme si podían deportarme a mí, que soy española, o si mi Diabetes tendría problemas. ¡A mí me dio tanta pena la pregunta…! Yo le respondí que si me deportaban ¡mejor! Nos iríamos los cuatro a España y ellos elegirían donde querrían vivir. Los dos han decidido vivir en el Atlántico, en Cádiz. Quieren ir a un cole pequeño y surfear cada día. Los dos saben que si se ponen malitos en España, se les atenderá en el hospital sin ningún problema y les re-colocarán el codo en su sitio sin dolor ninguno. Además, saben también que la Diabetes de su mamá se trató con la sanidad pública española de maravilla durante años. Ahora están los dos deseando que me deporten para empezar esa vida de ensueño que hemos creado para combatir su ansiedad.
Aquí estamos los cuatro en la marcha anti-trompetita que se hizo en San Diego después de las elecciones