Tuesday, October 25, 2016

Post 4. 12 de agosto. Susana, cierra el pico.

Ya la hemos liado: ¡Susana, cierra el pico!
Me mudé a San Diego desde Santa Barbara a principios de verano y lo dejé todo manga por hombro porque nos dieron las vacaciones escolares y nos fuimos a España. Al final de las vacaciones en Europa, mi marido y yo volvimos antes que los niños para terminar con todos los quehaceres que habíamos dejado a medio camino. El 12 de agosto iban a volver mis niños, con mis padres, que se habían quedado apurando los últimos días de vacaciones con la familia.
Mira tú por donde resulta que en el mismo San Diego iba a tener lugar una Conferencia de educadores de diabetes justito el mismo día. Se anunció en el foro de Nightscout internacional, Susana me etiquetó y yo me sentí obligada a ofrecerme para ayudar. 
La verdad es que me daban las siete cosas por tener que estar allí durante la hora y media que ofrecí mi ayuda. Primero porque tenía que conducir a Los Angeles al terminar y me agobia la carretera. Segundo porque me sentía muy insegura sobre el conocimiento real que yo tenía de las múltiples opciones de Nightscout y temía no poder ayudar de forma efectiva.
De hecho la cagué. Puse mi mejor sonrisa, llevé mi reloj para enseñárselo al personal, les conté el rollo a todos los que pasaban por allí. Abracé a una mamá en lágrimas cuyo segundo hijo tenía marcadores pre-diabetes (el primero ya estaba diagnosticado). Hasta aquí bien, pero bajo la atenta mirada de mi "jefe" todo trajeado, le dije a un educador que me preguntaba que con qué bomba funcionaba eso, que el sistema Nightscout no usaba bomba. El "jefe" intervino para corregirme: ¡OPENAPS! Ay Dios, yo sabía más o menos en qué consistía, pero no creía que estuviera ya tan a disposición del "público -normal" y no estaba preparada para explicar nada al respecto. Eso no era para mí, ni mucho menos. 
El fracaso ante el "jefe" se unió a otros desajustes. Mi ansiedad social y un centenar de personas mirándome. La parada de Mariana en el stand con su openaps en el bolso (el suyo fue el primero que vi). La llegada de una tal Terry que me dijo que ella ya estaba en marcha buscando una bomba compatible con el sistema... Yo me fui a Los Angeles con el corazón a punto de estallar y con unas ganas de llorar que no me cabían dentro "yo nunca seré capaz de tener algo así". Llegué al hotel del aeropuerto y monté un numerito de mucho cuidado: que si no me quiero quedar aquí, que si esto está sucio, que si patatín, patatán y lo único que me pasaba era que estaba hasta el mismo moño de pensar en mi diabetes 24 horas al día y no veía el final del asunto. El disgusto se me pasó pronto con la llegada de los chiquitines, eso le alegra la vida a cualquiera, pero ya me quedé con el gusanillo dentro. Un mes más tarde les anunciaba a mis compañeros y amigos wassaperos que empezaba la búsqueda de una bomba compatible.
Al final, la etiqueta de Susana empezó la caída de las fichas de dominó y una cosa llevó a la otra. Un pico abierto a tiempo es de agradecer. 





1 comment:

  1. Desde Córdoba (España) te acabo de descubrir. He leído tu último post y he viajado al principio de tu historia en el blog. Me siento como estar leyendo un libro de un tema que me toca muy de cerca. Siempre he pensado que las bombas no son para mi, pero si algún día llego a ellas será para tirarme de cabeza y pasar al Next level. Gracias por compartir tu experiencia. Nos son de gran ayuda. Voy al siguiente capítulo.

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