Saturday, March 4, 2017

Post 29. El chascarrillo del día. Encuentro en la oficina de correo

Lo primero es lo primero, antes de meternos en faena: mi Loopy-Loop se está portando como un campeón últimamente y yo espero que se mantenga así hasta el viernes próximo que es cuando tengo que ver a mi nueva endocrino. Yo tengo dos pesadillas últimamente, una de ellas recurrente. La primera es estar en un bar, ir al baño y que al salir me haya dejado la falda enganchada en las medias y esté enseñándole el culo a todo el personal. La segunda es llegar a mi endocrino nuevo con resultados horripilantes y no saber cómo justificar la "empresa" en la que me he metido. Mi única carta a jugar son los buenos resultados, por eso necesito que Loop se porte bien hasta el viernes. La primera pesadilla es la recurrente.


Mi Loop se porta como un profesional 
Lo segundo es el chascarrillo del día. Aquí va: parte de la problemática de comprar bombas compatibles con Loop en España es que si uno se decide por una bomba americana, los vendedores no quieren enviarlas al extranjero. Es por esto que mi casa en California se ha convertido en una especie de piso franco y mi familia y yo en mulas portadoras. Ya he tenido 4 ó 5 bombas llegándome aquí, así como sensores, transmisores, etc. Yo los llevo cuando voy a Madrid, o mis padres cuando vienen a verme se los llevan para allá, o a veces, si voy a tardar un tiempo, los mando por correo a sus legítimos dueños.
Hace unos días me llegó la bomba de una de mis amigas españolas. La tenía guardadada en el armario con una nota que explicaba para quien era, y pensaba llevarla conmigo a Madrid en mi viaje en junio, pero recientemente ella me pidió que se la mandara. La necesitaba antes de lo previsto para poner en marcha su propio páncreas y yo le dije que en cuanto tuviera un momento se la mandaría. La verdad es que odio ir a la oficina de correos, siempre tiene un tráfico de gente brutal, nunca sé qué caja comprar, o con qué opción mandar lo que sea. El señor del chiringuito siempre me hace un montón de preguntas que no sé responder para cuestiones de aduana... un rollo, la verdad. Por eso creo que me olvidé de su petición prudente de enviarle la bomba. ¡La pobre mujer!
Hoy me acordé y puse el grito en el cielo: Le di prisa al Bra, metimos a los niños en el coche y a hacer recados: primero la agente inmobiliaria, después la devolución de unas cosas a la tienda de informática, comprar leche para los niños, parar un momento en la farmacia y vualá, la oficina de correos.
Para el momento en que llegamos allí mis hijos estaban ya más que hartos del ir y venir y se negaron a salir del coche. El Bra, que estaba harto también, se impuso en la familia y me dejó en el coche con los niños mientras él enviaba el paquete. Le echaron para atrás en la cola dos veces, por no tener los papeles de aduanas bien escritos, y por no tener una caja adecuada. Yo había envuelto la bomba compatible en una caja vacía de recambios de Medtronic, y al parecer, eso no era aceptable para cruzar el mundo. Claro, con todo este trajín es difícil no llamar la atención de las 300 personas de la cola en correos.
Este es el Bra de camino a correos desde el coche. La foto la he sacado para cachondearme con mi amiga, la destinataria de la bomba. No se pierdan el bolígrafo en la oreja que se ha colocado para rellenar los 1000 y un formularios del trámite.

Según volvía a las andadas en el tercer intento, un padre con su hija se le acercaron y le dijeron que ellos también enviaban una bomba de insulina. La niña había reconocido la caja de Medtronic. Las dos partes se contaron su historia, claro. Ellos, Jason (padre) y Ella (10), son dos de los fundadores del grupo Nightscout. Le mandaban una bomba al padre de Riley para investigar el código de la Ominipod que pretenden haquear. Mi marido que es muy social, les dijo que le esperaran para presentarme a mí, la loopera, que estaba en el coche. De este modo, los tres hicieron juntos la cola por última vez. Yo vi a Bra salir de la oficina tan campante con sus nuevos amigos y reconocí de inmediato a la pareja padre e hija. Ella es la niña de la foto que usamos para el póster del taller en Alcalá de Henares el verano pasado y yo tengo ese póster en la nevera de mi casa.
Nos pusimos todos tan contentos cuando nos vimos. Al chaval (al padre) le faltó tiempo para seguir de cháchara y ya hemos hablado de juntarnos a cenar una noche de éstas. Quería saber, quería contarme, y yo también. Unidos por el Loop, los dos entendimos cómo era la vida de las dos familias y nos sentimos comprendidos. Diez minutos más tarde me escribía un mensaje en Facebook sobre lo contento que estaba de encontrarme y publicaba en el grupo la anécdota de nuestro encuentro. Yo también se lo conté a mi grupo de compañeros wassupaeros DT1 "El Club de la tercera mano", aunque ellos andaban liados con otras historias y la anécdota no causó mucha sensación. Mañana, cuando se calmen los ánimos de los últimos proyectos informáticos madrileños, se lo recuerdo de nuevo para comentárselo.
Y esta es la historia, sin más. El resto de la vida sigue tranquila: mi hijo de acampada con unos colegas, mi hija tan contenta porque es "hija única", el Bra sigue como un agromán planeando su sesión de surf matutina del domingo y yo feliz, conectada a mi Loop y disfrutando de la vida de Diabetes tipo 0,5 como nunca.

No comments:

Post a Comment