Friday, March 10, 2017

Post 30. ¡¡¡¡¡RESIDENTES, RESIDENTES!!!!!!

Hoy he tenido una mañana de perros. Antes de llegar a la reunión que tenía en la universidad a las 10, me he tenido que volver a casa dos veces. La primera para abrirles la puerta a mis suegros que iban a venir más tarde, la segunda porque al huevón de mi hijo se le había olvidado el ipad en casa y hoy tenían fiesta de tecnología. Al principio le he mandado a paseo cuando me ha llamado desde el móvil del padre de un amigo, pero luego me he sentido culpable y le he dado la vuelta al camino. Es lo que tiene ser madre trabajadora y tener a los niños en todas las actividades extra-escolares del colegio porque no puedes recogerlos antes, que te persigue la culpabilidad y luego estás a su merced.

Entonces, dos vueltas a casa y he llegado a la universidad para tomarme una tila. Me he corregido una clase de exámenes y a las 10 a la reunión. Una hora después de que empezara la reunión me he escapado (con la reunión sin terminar) y he emprendido el camino a La Jolla, donde está la Universidad de California, San Diego y mi nueva endocrino.

Una hora al volante, tráfico, yo de los nervios porque pensaba que no llegaba, me he perdido para llegar al hospital... Como una "atontá" de la vida he llamado a la consulta y le he hecho al chaval de la recepción "conducirme" hasta el párking, que hasta cómo pagar el párking ha tenido que explicarme el muchacho. Estoy segura de que hay algún algoritmo por ahí que mide cómo el grado de atontamiento aumenta con el grado de estrés, tendré que consultar con mi gemelo que es mi ingeniero de cabecera. A falta de tres minutos para la cita entraba en la consulta con unos pelos de loca como nadie había visto antes jamás, con el corazón a cien y sudando la gota gorda.



Este es el hospital universitario de La Jolla (que se ecribe con ll, no se crean que soy tan borrica). ¿Ven el tamaño? Como para no perderse... ni con GPS.

Cuando la enfermera ha entrado a la sala de exploración conmigo, yo ya andaba tartamudeando. Me pasa siempre que me pongo nerviosa; se me pone la cara como un tomate y no me salen las palabras del tirón, sino con repetición: tar-ta-ta-ja-ja perr-per-di-di-da-da. Me ha tomado la tensión y estaba por las nubes, mi glucemia estaba bien, pero eso estaba totalmente controlado artificialmente con Loop. Yo que ya preveía la situación, me puse un objetivo de 80-90 (más bajo de lo habitual), para que el sistema pudiera lidiar con mi estrés. Con la tensión así, la enfermera decidió venir un poco más tarde para probar de nuevo. La segunda vez, después de la consulta, mis números ya estaban más tranquilos.

Y pensarán, "como se enrolla la brasas esta, al grano, Elena, al grano". La Dra. McCowen entra en la consulta, me da la mano y las dos nos lanzamos el "Nice to meet you" de rigor. Ella tenía la curva del Dexcom que yo le mandé en septiembre, y ésta estaba bastante bien, así que lo primero que me dice es "¿estás segura de tener diabetes?". Mi respuesta fue: "mira esto" y le he enseñado los gráficos de Nightscout con las curvas de glucosa y las montañas de basales subiendo y bajando según las necesidades. Ella se ha puesto las gafas, ha escuchado las palabras mágicas "artificial pancreas" y sin decir ni media palabra se ha levantado y salido corriendo de la consulta. A cuadros me he quedado yo. Esto, además, ha pasado en cuestión de segundos y yo con la náusea colocada de nervios. Después de dejarme allí plantada yo la oía gritar por el pasillo como una chiflada: "¡Residentes, residentes!" Abría y cerraba puertas llamando a los residentes y yo ya sabía que la tartamudez no se me iba a quitar en toda la mañana ni de coña y probablemente saldría de allí con cagalera también. 

Se trajo a un residente alelado de la oreja (¿Por qué siempre me tocan a mí los residentes alelados?), que no daba crédito a lo que veía y al que le ha tomado un tiempo entender de qué iba el tema. Este debía ser R1 porque estaba como un pulpo en un garaje. Eso sí, llevaba el uniforme completo, la bata niquelada y el estetoscopio al cuello como si su vida dependiera de ello. Los otros residentes estaban almorzando y la McCowen tenía un cabreo con ellos de tamaño natural.

A la McCowen le ha encantado mi Loop, me ha dicho que tenía muchas ganas de tener una paciente como yo, hemos hablado de lo último en el mercado, de cómo se consiguen estas bombas, de la 670 de Medtronic, de cómo manejar las subidas de glucemia que tengo después del desayuno y utilizar para esto la información de Loop y al final la mujer se me ha abrazado. El abrazo ha sido sincero, estaba contenta de verdad, y yo más contenta que ella, y que nadie en todo el hospital. Ya voy encajando en este nuevo lugar. Encontrar un endocrino con el que me entienda es echar raíces, así es la Diabetes.

Antes de terminar, les cuento el estudio que hemos hecho de estas subidas del desayuno. Por terminar con algo más técnico y no con tantas huevadas que les he contado hoy. La situación es la siguiente. Me pongo mi bolo del desayuno 20 minutos antes de desayunar y después me pega el subidón que puede llegar hasta 190. Mientras, Loop está venga a meter insulina y acabo, entre pitos y flautas, en 80 para las 10 de la mañana.  No me gusta estar en 80 a esa hora porque es cuando empiezo con mis clases y soy más vulnerable a la hipoglucemia. La propuesta de McCowen es poner la insulina media hora antes y después calcular cuánto ha aumentado Loop mi basal cuando detecta la subida de la glucemia. El número de la basal lo voy a recortar al 50% y voy a unirlo al bolo del desayuno. Yo no sé si esto me va a funcionar perfectamente, pero merece la pena intentarlo. 

Estoy tan contenta que ya he llamado al Bra para decirle que esta noche salimos a celebrarlo. Además, la McCowen me ha hecho todas las recetas, me ha dado su número de fax para que Medtronic y Dexcom le manden las solicitudes de recetas y me ha escrito una carta de viaje para que ande tranquila por el mundo. Una médico como Dios manda de los pies a la cabeza. Quería sacarme una foto con ella para ponerla aquí en el blog, pero me ha parecido excesivo; entre la tartamudez, el rojo de mi cara y lo de la foto, iba a pensar que soy una descerebrada y tampoco es eso, prefiero que tenga ella el título de locatis de la semana: ¡Residentes, residentes!

 

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